Zoológicos: ¿Centros de conservación o explotación?

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Los zoológicos a nivel mundial están sufriendo una crisis. Eso es un hecho. Su rol y existencia en la sociedad de hoy en día han sido cuestionados una y otra vez. No podemos negar que los zoológicos han ayudado, en cuanto a la conservación de la fauna, en la reproducción y reintroducción de especies como el cóndor de california, oso panda, oryx, entre otras especies. Sin embargo, a pesar de estos pocos éxitos, porque son muy pocos, no podemos ignorar el daño que se le está causando a los animales en los zoológicos.

Seguramente escucharon o leyeron sobre Harambe en el zoológico de Cincinnati, el gorila asesinado después de que un niño cayera en su exhibidor. ¿Qué me dicen de Bantú, Yupik o Arturo? Animales que murieron en México debido a las negligencias y consecuencias de sus encierros.

Los zoológicos son casi siempre el primer lugar donde los niños tienen contacto con los animales y la naturaleza. Compartimos nuestras ciudades y nuestros hábitats con estos animales en los zoológicos. Pero lo que los zoológicos nos están enseñando no es la conservación de la vida silvestre, sino la percepción de que los animales y la naturaleza son tan solo bienes para nuestro entretenimiento y que podemos disponer de ellos a nuestro gusto y esto afecta la percepción que el ser humano tiene de la naturaleza.

Los zoológicos dicen ayudar en la conservación, pero, ¿cómo? En su mayoría es reproduciendo animales. Pero la mayoría de las especies que reproducen no están en peligro de extinción y sus crías nunca van a impactar a las poblaciones silvestres. Por ejemplo, en México solo el 1% de las especies en los zoos son parte de un programa de reproducción y reintroducción: el lobo gris mexicano y el cóndor de California. El resto de los animales sólo son reproducidos para repoblar el “stock” de la colección del zoológico o para intercambiarlos con otro zoológico. Y reproducir sólo por reproducir y para rellenar colecciones, aún si eso pone en peligro la vida de los animales, es preservación y no conservación.

Entonces preguntamos de nuevo, ¿cómo es que los zoológicos ayudan a las especies silvestres? ¿Nos inspiran de alguna manera para volvernos conservacionistas? ¿Tener a los animales cautivos nos enseña algo acerca de sus especies y comportamientos? ¿las relaciones entre ellos? y aún más importante ¿nos enseñan sobre la importancia de impedir que ecosistemas enteros sean destruidos? ¿Qué piensan o aprenden los niños que visitan estos lugares? Quizá que los animales no necesitan de la naturaleza para sobrevivir. ¿O sí la necesitan?


Papión Sagrado, Zoológico San Juan de Aragón, Ciudad de México.

Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué tan efectivos son los zoológicos al enseñar a los visitantes acerca de biología, ecología, conservación y otros conceptos acerca de la naturaleza? En 2013, Eric Jensen de la Universidad de Warwick llevó a cabo un experimento para determinar cuántas personas aprendían algo en el zoológico de Londres. Los resultados fueron los siguientes: Sólo el 34% de los visitantes aprendían algo si llevaban consigo un guía o maestro. De no ser así solo un 11% de los visitantes aprendía algo en el zoológico. Así que los zoológicos no sirven en cuanto a educación ambiental y eso es porque los conceptos de ecosistema, extinción y biología son difíciles de comprender y para lograr la empatía necesaria para lograr resultados en la conservación se necesitan mejores técnicas educativas que sólo exhibir animales.

La educación ambiental se debe centrar en los ecosistemas y especies cercanos a la gente y sus poblados antes de concentrarse en animales exóticos y debe ser enseñada afuera para que la gente pueda aprender a interactuar respetuosamente con los animales y la naturaleza, mientras los observan a ellos comportándose naturalmente para así quedar fascinados con la vida y querer protegerla. Es decir, crear empatía. Y esto no sucede en un zoológico.

Así que sin empatía, compasión o un interés genuino en el bienestar animal, ¿cómo podemos esperar que realmente se aprenda algo en los zoos sobre biología, comportamientos naturales de los animales y sus necesidades? Tampoco pueden obtenerse datos o información científica que ayude a la conservación de las especies en sus ecosistemas, ya que los comportamientos y la vida de un animal en cautiverio no corresponden ya con los de un individuo de su misma especie en libertad. Quizá se pueden obtener datos sobre biología básica, pero los datos médicos también estarían influenciados por su estado en cautiverio y serían muy diferentes a los obtenidos en vida libre. Así que en los zoológicos tampoco se pueden obtener datos o información relevante que ayude a la conservación in situ, es decir, en vida libre.

Los zoológicos también perpetúan la percepción de que los animales no humanos y la naturaleza son bienes materiales y objetos de los cuales nos podemos aprovechar. Que la naturaleza no es necesaria para la supervivencia de un ser vivo y que pueden estar encerrados. Que los animales silvestres son mascotas y que está bien venderlos, comprarlos e intercambiar a estos seres vivos por dinero.


León africano. Zoo Parque Loro, Puebla.

Así que el mensaje es que el tráfico de especies está bien, que es genial tomarte fotos con animales silvestres y que no le hace si agarras un animal silvestre y te lo lleves a tu casa. Por estas percepciones es que vemos casos de turistas golpeando animales silvestres para tomarse una foto en sus vacaciones, o que se llevan aves para sus casas y tienen bien visto el ir al mercado de Sonora, por ejemplo, por una nueva mascota que no tiene el vecino y así presumirla.

Desgraciadamente, los zoológicos a nivel mundial no pueden cumplir con los objetivos de tres de sus pilares (educación, conservación, investigación), sólo con el cuarto, que es recreación.

Por esto, además del sufrimiento que el cautiverio le ocasiona a los animales, es que los zoológicos deben transformarse en centros de conservación y santuarios que se enfoquen en la fauna endémica de cada región. Para que así realmente se rehabilite a los animales y se les reintroduzca en sus hábitats, siempre y cuando sea posible. Y cuando no, que se les brinde de un lugar digno y adecuado donde puedan vivir su vida de una manera casi igual a la que tendrían en vida libre. También deben dejar de comprar animales y de reproducirlos sólo por intereses monetarios y usar esos recursos para programas de conservación in situ y de educación ambiental.

Los zoológicos en todo el mundo han llegado a un punto que debido a la crisis que enfrenta el planeta se están viendo forzados a evolucionar, o sino, tal como algunas de las especies que albergan, extinguirse.

Leopardo. Zoofari, Morelos.

No asistas a zoológicos ni apoyes otras formas de explotación animal. Vive vegan.

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