Granjas

Gallos y gallinas, patxs, gansxs, cerdxs, cabras, vacas y toros, ovejas e incluso conejxs son animales llamados comúnmente “de granja”. Es decir, les otorgamos la categoría de animales destinadxs a la alimentación, como transporte o para realizar trabajos forzados en el caso de burrxs y caballos.

Desde pequeñxs nos han enseñado con cuentos, caricaturas y canciones que las granjas son lugares idílicos, donde lxs animales están siempre felices y tienen una vida plena, pero la verdad está muy lejos de eso.

Entonces… ¿Cómo es vivir en una granja?

No importa si lxs animales están en jaulas, pequeños recintos o grandes praderas, si viven en familia o están aisladxs: todxs lxs que estén allí serán brutalmente asesinadxs tarde o temprano. Pero, antes de eso serán explotadxs para producir lana, lácteos y lucrar con la vida de sus hijxs. Y eso no es todo, desde que nacen serán marcadxs con hierros, pinturas o cortes sobre sus cuerpos para ser identificados como “propiedades” y serán mutiladxs en diferentes partes de sus cuerpos para evitar que ante el hacinamiento, el estrés sufrido y el deterioro de su salud psíquica se lastimen unxs a otrxs.

Cada una de las hembras será embarazada de manera artificial, contra su voluntad, y forzadas a transitar sus embarazos en condiciones deplorables. Luego, será privada del derecho a maternar y formar su familia, al arrebatarle a sus hijxs para apropiarse de la leche que producen para alimentarlxs. La industria de la leche y de los lácteos es la industria más cruel y explotativa de todas. 

Actualmente, se habla de “huevos de gallinas felices” o “leche de vacas felices” pero, se nos olvida que esto es imposible, que detrás de cada uno de estos denominados “productos” hay madres e hijxs siendo separadxs, así como alimentación forzada, suministro de hormonas, antibióticos y drogas, cosificación y muchas más prácticas violentas. 

Cada una de las hembras sufrirá en repetidas ocasiones embarazos no deseados, ser separada de sus hijxs y llorará durante semanas por ellxs sumiéndose en profundas depresiones hasta que su capacidad reproductiva disminuya y sea enviada a un matadero. En esta industria, ninguna superará los cuatro años de edad (siendo que pueden vivir más de veinte) y muchxs de sus hijxs ni siquiera llegarán a los seis meses de vida cuando sean vendidxs como “carne”.

En las granjas ninguna parte de sus cuerpos se desperdicia: utilizan sus pieles, su carne y su sangre. Son vistos, simplemente, como recursos, no como animales sintientes tal como nosotrxs lxs humanxs.

Mucho podríamos decir de estos centros de explotación, pero todo se resume a decir que, una vez más, nos mintieron. Nos hicieron creer que lxs animales están felices de vivir y morir por y para nosotrxs, que tenemos derecho a decidir dónde y con quién están. Nos hicieron creer que sus vidas nos pertenecen. Pero la tristeza y el llanto de esxs animales no se puede ignorar. Es hora de mirarlxs a los ojos y darnos cuenta de que sí, nos mintieron, pero podemos involucrarnos y cambiar esta realidad.

Visita granjas locales, conoce a las víctimas que allí viven, cuenta sus historias. Cambia sus vidas haciendo activismo antiespecista. Vive vegan.

No te pierdas el programa de discusión de esta semana, donde estaremos hablando de la vida y muerte en las granjas, así como de las prácticas contrarias a la ética que ahí suceden, como la administración de hormonas, antibióticos y drogas en general para lxs inocentes animales presxs en las granjas.

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