Alimentos procesados y especismo

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Los alimentos procesados son aquellos que han sido modificados para “mejorar” su sabor o textura y también para ser menos perecederos. Además de los conocidos daños que estos productos provocan en la humana, implican engaño y manipulación por parte de las empresas que los venden, así como un gran daño al medio ambiente, esclavitud humana en los procesos de las empresas que los elaboran y la y asesinato de miles de no humanxs. Es urgente dejar de consumir este tipo de productos por el bien de la salud, el medio ambiente y la vida de lxs demás animales.

Todo alimento procesado es aquel que no haya sido comprado en su forma natural, es decir, que no provenga directamente de su materia prima para que podamos procesarlo en nuestros hogares al prepararlo y cocinarlo. Una manera fácil de identificarlos es por el empaquetado. Esto quiere decir que, incluso los alimentos como plátanos fritos o semillas que vengan en paquetes, han sido procesados, puesto que llegan a ti con un proceso de cocinado o ingredientes agregados, por poner un ejemplo. La leche, quesos, yogures, cremas y el cuerpo de cualquier animal usado como carne, también son alimentos procesados.

El procesamiento de dichos comestibles inicia con los tratamientos industriales para lograr su conservación y las supuestas mejoras de sabor o textura y continúa con el empaquetado y la distribución a las diversas tiendas donde los venderán. Cabe mencionar que para lograr todo esto, existe un gran gasto de energía y recursos como el agua, la gasolina para la transportación y el uso del material con el que se empaquetan. 

¿Por qué los alimentos procesados son especistas? 

La normalización de la práctica de asesinar y procesar animales de otras especies como alimento ha llevado a invisibilizar la violencia contra ellxs y contra lxs humanxs explotados en dichas empresas monopólicas y especistas que dominan el mercado.

En México, Bimbo es uno de los especistas que, en colusión con otras empresas de materias primas, como y sus aliadxs, establece acuerdos comerciales y manipula las normatividades de las políticas alimentarias para establecer sus propias “regulaciones”.

La producción agrícola y ganadera con fines de “alimentación” es uno de los procesos donde no existe regulación en cuanto a la salud de lxs animales que explotan, y la violencia ejercida contra sus cuerpos está oculta detrás de publicidad engañosa que muestra animales libres y supuestamente felices en granjas que no existen más que en el imaginario de la población.

La realidad es que para convertir a esxs animales en alimento, las empresas les han saturado de grandes cantidades de antibióticos y de conservadores para no enfermar y descomponerse, respectivamente, como pasa con cualquier ser vivx que sea esclavizadx y, posteriormente, asesinadx. Estas prácticas son violentas y especistas.

Bimbo elabora sus productos con los restos, trazas y derivados de los cuerpos de lxs animales no humanxs asesinadxs por las otras empresas para ser vendidxs y consumidxs como alimento, es decir, dichas empresas se benefician de la producción, del comercio y del consumo de productos con ingredientes baratos, procesados industrialmente, con abuso de poder y que han transformado el consumo de alimentos en nuestro país. Para esto han propiciado y normalizado prácticas especistas y actualmente controlan todo el mercado de la industria alimentaria, es decir, han dejado de lado la soberanía alimentaria.

Es por esto que, aunque una persona vegana consuma productos “aptos” de tales empresas (es decir, que no contengan ningún ingrediente de origen animal o sus derivados), estas sí conllevan en sus procesos la explotación y violencia especista. Consumir sus productos es favorecer a la violencia especista.

Por otra parte, cabe recordar que el consumo de los cuerpos de vacas, cerdxs, , pollos y varixs otrxs animales no humanxs, es una práctica que inició después de la llegada de lxs españoles a nuestro país y empezó a arraigarse con las prácticas capitalistas industrializadas y de comercio durante la revolución industrial.

Bimbo se ha encargado de posicionar en el imaginario colectivo sus productos como “saludables” e indispensables en la dieta de lxs mexicanxs a través de la publicidad engañosa; los presenta como parte de una dieta propia de la cultura, balanceada, e incluso como necesarios. Algunos de estos  productos son los  “panes” empaquetados (conchas, panqués, cuernitos, galletas, entre muchos otros).

También podemos ver una gran cantidad de anuncios sobre leche, quesos, yogures, jamones, huevos (proceso relacionado a los antibióticos) y cualquier tipo de cadáver vendido como alimento, que ronda la televisión, la radio y las redes sociales con la bandera de “saludables”.

Todo esto es posible porque estos monopolios también tienen el poder de manipular la publicidad e incluso participan con el Estado en proyectos supuestamente benéficos para la salud y el ambiente (a pesar de las contradicciones en cuanto a las ventajas para la salud que se puedan observar al respecto, de parte de la OMS).

La OMS ha manifestado que la ingesta de alimentos de origen animal (que son “alimentos” procesados) está directamente vinculada a un mayor riesgo de muerte por enfermedades del corazón, diabetes e, incluso, existe evidencia que vincula el consumo de “carnes rojas” (proveniente de los cadáveres de cerdxs, vacas toros, ternerxs, corderxs, , yeguas y cabras) con cáncer colorrectal.

Lo sorprendente y a la vez confuso es que dichas recomendaciones de un consumo mínimo (una vez por semana) de carne son contradichas por la misma Organización Mundial de la Salud, la que extrañamente sugiere que los lácteos deben consumirse diariamente, así como los huevos. Es decir, invita a mejorar la salud, pero a la vez está sugiriendo que consumamos alimentos procesados todos los días.

Resulta indignante, entonces, que la distribución de alimentos y, por lo tanto, de salud y prácticas especistas, esté en manos de las empresas y no del consumidor ni de lxs expertxs en salud y ética. 

Lo que este bombardeo de información consigue es que dejemos de mirar la enorme variedad de alimentos no procesados y sus formas de prepararlos, tales como verduras, frutas y legumbres, que son versátiles y numerosas  en nuestro país.

¿Qué hacer ante tan monstruosa manipulación y costumbres arraigadas?

Busca, elige y consume alimentos no procesados, es decir, aquellos que vienen directamente de sus fuentes o de sus productores, tales como frutas, verduras y legumbres sin empaque. Consume productos locales y éticos: que no conlleven la explotación de ningún animal, humanx o no humanx. Elige una alimentación ética y 100% basada en plantas, libre de violencia especista. 

Si eres veganx, rechaza el consumo  de productos “aptos” elaborados por estas empresas, pues conllevan la explotación de animales no humanxs, y beneficiar a dichas empresas es beneficiar la violencia especista.

Comer animales y sus derivados no es saludable ni ético. Por el contrario, implica un gran costo para el medio ambiente y para miles de millones de seres sintientes que son explotadxs y asesinadxs cada día. 

Vive con salud, libre de violencia y de explotación animal. 

Recuerda que tu acción es importante. Únete y sé unx brigadista por la liberación animal. Hazte veganx.

#vegan # #veganfortheanimals #antiespecismo #productosprocesados 

Referencias

https://www.paho.org/ecu/index.php?option=com_docman&view=download&category_slug=documentos-2014&alias=456-clasificacion-de-los-alimentos-y-sus-implicaciones-en-la-salud&Itemid=599

https://alimentosprocessados.com.br/es/ingredientes-macroingredientes-laticinios.php

https://www.who.int/features/qa/cancer-red-meat/es/

Sánchez Samayoa, ía Eugenia. (2004). Historia De La Nutrición. Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala, Facultad De Humanidades, Maestría en Docencia Universitaria.

Soechtig, Stephanie y Monroe, Mark (2014), Fed Up, Atlas Films, Estados Unidos, 92 min.

Arellano-Aguilar, Omar et. al. (2016), Zonas muertas: los ecosistemas del mundo amenazados por la contaminación con fertilizantes, Greenpeace México A.C., México D.F.

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