Las personas humanas, en general, buscamos ser amables y comportarnos de acuerdo con las normas morales del contexto en el que vivimos. Además,experimentamos sentimientos de empatía. No queremos lastimar a otrxs. 

Cuando una persona atenta contra la vida de otra, le ejerce violencia, le tortura o le priva de su libertad, es calificadx como alguien con algún “problema” o “enfermedad mental” y esto se señala como algo ajeno y lejano. Sin embargo, todos los días realizamos conductas, muchas veces sin tener consciencia de ellas, que bien podrían calificarse como altamente inmorales, violentas y faltas de empatía. 

Comer animales no humanxs es una de esas conductas que conllevan mucha violencia, desde la violación sexual, el cautiverio, la alimentación forzada, la mutilación, la despersonalización y hasta la matanza, pero esta violencia se encuentra invisibilizada y hasta justificada. La “desvinculación moral” es el fenómeno psicológico y social que permite que dejemos de ver la violencia y que cometamos dichos actos, y está asociada a otro fenómeno llamado “disonancia cognitiva”. 

La disonancia cognitiva es un estado de incomodidad mental que surge al cobrar conciencia de estar actuando de manera incoherente con nuestras creencias, con nuestros ideales o, incluso, con nuestra identidad. Por ejemplo, si una persona se considera empática, dice estar en contra de la violencia y que respeta o ama a lxs animales, al enterarse de que cuando paga por “carne” en el supermercado está pagando por la esclavitud, encierro, tortura, violencia y asesinato del animal que está por comer, experimentará disonancia cognitiva. Es decir,  incomodidad mental por saber que participa en dicha violencia, aunque esté en contra de ella. 

Si se continúa comiendo animales no humanxs a pesar de conocer la violencia que conlleva, es porque se lleva a cabo un proceso de desvinculación moral. Un mecanismo que desactiva los sentimientos de culpa, y en cuya creación participan las empresas y los monopolios utilizando ideologías violentas (como el especismo) para justificar asesinar y comer animales. Para esto, utilizan los discursos dominantes como la medicina y la nutrición, por ejemplo: “comer carne es necesario para una alimentación balanceada” o “es necesario tomar leche de vaca para obtener calcio”.

Ambos ejemplos son falacias, pues las asociaciones nutricionales internacionales han declarado ya que la dieta vegana puede ser perfectamente saludable en todas las etapas de la vida, incluso el embarazo y la lactancia. Además, son cada vez más los estudios que sostienen que la dieta basada en plantas (vegana) puede ayudar a prevenir e incluso a detener el curso de enfermedades metabólicas.

Las empresas y las actividades que explotan a lxs demás animales utilizan la manipulación discursiva para minimizar las disonancias cognitivas. Es decir, crean narrativas engañosas sobre animales felices en granjas o animales que tienen bienestar, para que lxs consumidores no rechacen sus productos ni prácticas, y para que no se sientan culpables por participar en estas actividades al consumir productos que explotan animales. 

Estas narrativas falsas no solo se encuentran en textos, como artículos o explicaciones en libros, sino que se reproducen en diferentes manifestaciones del lenguaje dentro de la cultura, como rituales, actuaciones, imágenes y videos artificiales que no son reflejo de la realidad. Como lo es la publicidad, por ejemplo, que apela a la caricaturización y a la manipulación emocional. 

Esto significa que la principal estrategia de la industria ganadera y de otras que explotan animales no es fabricar productos de calidad, sino elaborar mentiras para que sus productos parezcan aptos moralmente. Es decir, las empresas están basadas en ficciones que presentan como ciertas para desalentar cualquier pensamiento crítico respecto a las violencias tan evidentes que ejercen sobre lxs animales no humanxs, pero también respecto a las mismas mentiras y la manipulación, que son violencias hacia lxs consumidores y la población en general. 

La disonancia cognitiva por comer animales no humanxs y sus productos seguramente es algo que has experimentado en alguna ocasión. Ahora que conoces los procesos que operan para intentar disminuir esa incomodidad mental y moral, haz el cambio.

Hazte veganx y únete a la lucha contra la violencia especista y todo tipo de violencia. No te dejes engañar y no participes en la violencia hacia otrxs animales. Ejercita el pensamiento crítico y ético desde la postura antiespecista. 

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Referencias

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